(Peter Sloterdijk, Entrevista)
Como especialmente peligrosos se revelan entonces los venenos climáticos que emanan de los propios hombres mientras ellos son irremediablemente excitados bajo una asfixiante resonancia comunicativa: en las instalaciones climáticas patógenas de una opinión pública excitada a la vez que uniformada, los habitantes inhalan sus propias exhalaciones de manera cíclica.
Lo que aquí está en el aire se retroalimenta de modo totalitario por medio de una comunicación circular. Ésta se lleva a cabo por los sueños de victoria de las masas enfermas, así como por sus embriagadas autointensificaciones al margen de la experiencia real, excitaciones a las que sigue como su sombra el deseo de denigrar al otro. La vida en el Estado mediático se asemeja a la estancia en un palacio de gas encantado.
(Peter Sloterdijk, Temblores de aire)
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