«La crisis es peor que las anteriores, peor incluso que nuestra guerra civil, en el sentido de que es la primera en la que no hay expectativas de futuro (…) Las cosas en Grecia están yendo a peor, y hay gente que ya no tiene dinero para comer o encender la calefacción»
(P. Márkaris)
La situación es tan extrema como lógica. No es necesario ser economísta para aventurar que la convergencia monetaria entre países con desigualdades sociales y económicas tan drásticas como Grecia, Dinamarca, España y Alemania (por citar dos palos de cada extremo) es inviable. El plan debió de hacerse de otro modo o no hacerse. La consecuencia, en un país históricamente tan caótico como Grecia (y que pese a ello funcionaba a su manera) ha desembocado en el colapso y en el contagio que amenaza con extenderse más y más. No veo salida próxima para Grecia porque no la hay. El invierno para ellos (y para nosotros) será largo y frío, mientras los culpables del meollo (políticos ineptos , empresarios arribistas, oligarquías especuladoras) se mantienen cerca del fuego…