«Ahora lo importante es prestar mucha atención
a uno mismo y a su vida.
La policía controla con mayor frecuencia
la identidad de los que pasean por la calle,
especialmente la de los mal vestidos.
Los coches azules de la policía son más visibles que antes.
Están siempre doblando la esquina inesperadamente.
Aumenta el nerviosismo.
El señor Alcalde juzga
el estado de la ciudad.
contando el número de golpes que recibe
durante su paseo nocturno.
Se solicitan buzos para las cloacas
en las redacciones de los periódicos.
La luz se amortigua en las habitaciones.
Se baja el volumen de la radio.
El vídeo nos ofrece programas
de otro mundo.
¿Perteneces a algún club?
sería sensato pertencer a un club
y comprar un esmoquin.
Animales que no han cambiado
a tiempo su piel para el invierno
son cazados implacablemente por la jauría en los campos.
Los muebles barnizados suelen dejar de
saludar y niegan su amistad a los rayados.
Estos últimos se van dispersando
para no ser vistos juntos.
Los políticos presentan
la verdad completa y total
de su engañoso pasado.
Los árboles altos se agachan
los bajos se estiran.
Se desea un perfil uniforme en los bosques.
Sigilosamente funciona el hacha de fichar.
El Supremo está sentado en silencio en sus habitaciones.
Alguna vez se echa por debajo de la puerta
una carta con signos incomprensibles.
Lo que ocurre tiene que poder ocurrir
Y ocurre en la república de Hoy.»
(Lars Huldén, Mellan jul och ragnarök, 1984)
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