Espanya ens roba

8 Oct

Espanya ens roba, España nos roba. El expolio como justificación total. La versión activa catalana del victimismo pasivo-agresivo valenciano.

Retroalimantándose, la angustia mutua muta de un mcGuffin o distracción respecto a la gestión de la Generalitat para convertirse en otra cosa.

Un camino que en ambas direcciones conduce a las mismas consignas compulsivas que se (re)crean unas a otras como acción-reacción, contrarios complementarios.

Lo que debería hacernos ir con pies de plomo es que el desafecto y el relato del expolio no tienen sólo que ver con balances y libros de cuentas, sino con mecanismos mucho más sutiles de autoafirmación como comunidad.
«A fin de cuentas, la Causa nacional no es más que el modo en que los sujetos de una determinada comunidad étnica organizan su goce mediante mitos nacionales.  Por lo tanto lo que está en juego en la tensión étnica es siempre la posesión de la Cosa nacional. Siempre le achacamos al otro un goce excesivo, quiere robarse el nuestro ( arruinando nuestro estilo de vida) y/o tiene acceso a algún goce perverso y secreto.»

«Para el racista el otro es un adicto al trabajo que se roba nuestros empleos o un flojo que vive de nuestros esfuerzos, y resulta gracioso el constatar con qué facilidad se pasa de acusar al otro por su negativa a trabajar a acusarlo de robar nuestro empleo. La paradoja fundamental es que nuestra Cosa se concibe como algo inaccesible al otro y al mismo tiempo amenazada por él.»

«Lo que ocultamos al culpar al Otro del robo de nuestro goce es el hecho traumático de que nunca poseímos lo que supuestamente nos ha sido robado: la falta es originaria, el goce se construye a sí mismo como robado.»

«La antigua Yugoslavia ofrece un caso para el estudio de tal paradoja, en la cual observamos una detallada red de decantaciones y robos del goce. Cada nacionalidad ha construido su propia mitología narrando cómo otras naciones la privan de esa parte vital del goce, cuya posesión les permitiría vivir plenamente. Si leemos todas esas mitologías juntas, obtenemos la conocida paradoja visual de Escher de la red de estanques donde, si seguimos el principio de pepetuum mobile, el agua se vierte de un estanque a otro hasta que el círculo se cierra, de modo que dirigiéndonos siempre río abajo acabamos de nuevo en el punto de partida».

(Slavoj Zizek, El Ocaso de las fantasías)

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