Me arranco de mi propia piel
como venda de una herida.
Y parto sin piel:
más rápido así se cicatriza.
El aire me duele: ¡voy sanando!
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No dejes pasar el momento
Tu camino te llevó hasta el abismo.
Ha llegado el momento
de volar.
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Me alejo de las palabras
que pronuncio
y más ajenas cada vez me suenan.
Ya antes de articular,
incluso la palabra que me urge,
me eriza la negación.
Me alejo más y más,
me pierdo, me ausento
de las palabras, de mí misma.
Y cada vez más a ciegas, busco
verbo ignoto
que perfore la niebla
y me salve de las palabras.
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