Haríamos mal en clasificar el 360 de Supernaturals como un mero retorno nostálgico y revivalista del britpop. Se trata, tras una destacada y coherente ausencia de años, de su mejor y más completo trabajo.
Comienza con un afecuoso abrazo beatle, un «dulce George» que se atreve a jugar a imitación y homenaje desde el prinicio, con enorme acierto. Un autoconsciente quitarse el sombrero con unas voces divertidas y un encantador y machacante estilo pegadizo a lo wah wah.
De pronto los escoceses parecen con su Air hostess ponerse sofisticados, y por momento suenan a los mejores The Auteurs, o en lo musical, de nuevo juguetones y remisos a tomarse en serio, a Super Furry Animals. Un ritmillo frenético y obsesivo.
Zombie es una balada muy discreta, pero «something to believe in» parace que nos da de nuevo algo en lo que creer. Es una de esas canciones que pueden parecer un tanto planas de primeras, pero que tienen espacio para alcanzar un estatus mayor, porque llevan en su interior algo más.
All rivers down me recuerda a Dodgy, que en ocasiones fueron los verdaderos herederos noventeros del instinto pop de Brian Wilson (good enough) y en otras eran sólo un grupo más de desenfadados entusiastas envueltos en humo verde.
Horse song es otra de las joyas. El modo de escupir los versos, tan característico, nos podría remitir a lo mejor del pop británico (Jarvis Cocker, The Charlatans, Wannadies) pero con el acento pop tan propio de Supernaturals. La urgencia y la angustia con que visten la pieza combina perfectamente con el vitalismo pop. Agridulce.
Control me es otra de las piezas clave que hacen de esto un ejercicio de pop perfecto. Con el tiempo descubrí grupos teóricamente menores y sin la publicidad del NME, como Spearmint que guardaban enormes sorpresas (especialista en canciones para romper, con una carcajada). Mucho del estilo de aquel grupo lleva esta control me, una canción-reproche perfecta.
Hanging around de nuevo mezcla perfectamente la brillantez pop con la urgencia y la amenaza, una suerte de music hall a lo Kinks electrificado. Sencillamente espléndido.
Hay una serie de medios tiempos de entre los que destacan Just Love y alone with my thoughts, encantadores. Pero la citada zombie, guardians angels y meteorites son de la misma pasta, y no nos encantan tanto.
Y está Born Again. La despedida. Todo un himno. Con su guitarra reiterativa, con su cadencia marcada, con su voz escupida, canallesca y emocionada al tiempo, que habla de nacer de nuevo. Una canción mayor, una barbaridad, el mejor single de lo que he escuchado este año, una forma de igualar cotas pasadas sin pagar un elevado tributo de nostalgia. Una canción como no sería capaces de facturar unos Blur.
Una canción forjada desde la voluntad de crear, no desde la del mero rememorar. Este disco respira verdad, respira ilusión, y eso no me lo esperaba.
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