Sing Street es una película para aquellos que han amado la música intensamente. Una película para aquellos que han perseguido sueños, aquellos que se atrevieron a lanzarse al vacío, y aquellos que no se atrevieron.
Es una película que es crónica sentimental, es la música como narración vital. Sing Street es todo eso y más, y cuanto menos hable de su fuerza juvenil, su recreación musical de una época, su simbiosis perfecta entre la música, las letras que crea el protagonista, y su vida, mejor.
Sing Street no es sólo una película amable o positiva, es, ni más ni menos, que una película que insufla vida y esperanza, que toca al espectador, traspasa su coraza, y consigue todo ello sin la manipulación grosera del sentimentalismo habitual.
Los personajes hablan por si mismos con su propia voz, natural, especial y corriente a la vez, y viven en un mundo jodido de problemas reales, con una sociedad y unas familias de fondo que lidian con todo tipo de asuntos económicos, religiosos y sociales, pero que por ello mismo no son clichés.
Sing street tiene una música maravillosa, pero lo más maravilloso de la película de Carney es que sus personajes atraviesan la pantalla de pura vida y verdad como transmiten. Ese es el verdadero»enigma de la modelo».
Mi película preferida del año, llena de ternura, pero también de realidad. llena de mugre y de optimismo. Llena de ojos brillantes en los ensayos, primeros amores y conciertos, colas del paro, curas autoritarios, chicas deslumbrantes, y notas musicales.
Para mi no ha sido simplemente una película. Más bien un acontecimiento, una experiencia. Un modo de alcanzar ciertos sentimientos, una observación directa del amor a la música que yo mismo profeso, y una historia que me pone la piel de gallina.
Cantemos en la calle!
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