Nueva ciudad, nuevo trabajo, nuevo comienzo. No sé a dónde voy, no sé que deriva me lleva por estas viejas calles de Lisboa, entre cafés deliciosos, librerías de viejo, monumentos decadentes, zig zags y tranvías, y cuestas que se elevan hacia los límites mismos de la península de la tristeza, mientras pasan aviones muy bajos sobre este barrio lejano.
Algo de vagabunda tendrá mi sangre, parece, como diría Alejandra, la poetisa triste en París. Desde aquí, espero pasear, contemplar, pensar, planear, retransmitir mi insularidad compartida con otros, echar de menos el echar de menos la aventura, leer, empaparme de cine y de verdad, celebrar, conocer y amar, y en definitiva, vivir. De momento, sobrevivir. Que ya es algo ambicioso.
Polishop
click,
duermen al unísono sobre las pendientes
sobre su sucia belleza,
dentro del sueño, dentro de la lluvia,
colocan las manos en los bolsillos como si allí hubiese
parte de algo incompleto que los completase,
consolidan la inaccesible soledad,
oyen al viento procesar su rigor irregular
en latidos lastimados,
oyen la música petrificada, juzgan que el ritmo
y el movimiento de cabeza los pueden apartar,
y por eso sólo se consideran
oyentes de música,
click,
nunca sabrán firmar, por ejemplo, en los negativos
de la presente sesión, en los lugares escarpados
de sus infancias
que se consuelan y se golpean entre sí.
sobre ellos disparo como si tirase a matar
sobre sus ideas trashumantes
en dirección a la hueca tormenta
de mis ojos blancos.
click,
el crepúsculo nos asfixia, la confusión nos conmina a huir,
a todas las fugas, a todas las horas que para bien o mal
sangran y nos arruinan.
quien me diera el poder de embriagar las sombras,
desatarles los nudos de la vida,
verlas andar de nuevo,
y permanecer aquí para siempre, en este ocaso,
compensando mi total falta de expresión
con el equipaje de mis dedos
fingiendo sobre la cámara fotográfica.
(Tiago Nené, poeta contemporáneo portugués, Círculo de poesía)
Responder