Como cada año, acudo a la llamada del blog amigo, y del amigo del blog, en Puedo saltar Charcos, con Alex Herrera de maestro de ceremonias, para junto a las mejores compañías, entregar mi cuento anual de navidad, casi nunca un verdadero cuento de navidad, sino más bien algo diferente.
Este año me he dejado llevar por el pesimismo de Huxley, el cinismo futurista de Neal Stephenson, o el escapismo virtual de la película «El Congreso». No estoy tan satisfecho como otros años, pero las historias se abren camino hacia nosotros, no a la inversa. No las contamos.
En cierto modo, ellas no cuentan a nosotros.
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