12 monos españoles

24 Mar

«Al fin había siempre un momento en que nos dábamos cuenta de que los trenes no llegaban. Entonces comprendíamos que nuestra separación tenía que durar y que no nos quedaba más remedio que reconciliarnos con el tiempo» (Camus, La peste)

«El enemigo más peligroso de la verdad y la libertad entre nosotros es la mayoría compacta»- Henrik Ibsen, Un enemigo del pueblo

Quién nos lo iba a decir. También en Micronesia vivimos tiempos distópicos. Es extraño, en estos momentos, si mi vida hubiera seguido su curso errático habitual, estaría, por trabajo, o bien en el Reino Unido del sociópata Johnson, o bien en Ciudad del Cabo, a la espera de que llegara el lobo a soplar a la puerta y tumbara todo a su paso.

No se puede decir que mi situación laboral sea la peor. De momento, un simulacro de teletrabajo 3 días de 5. Hay quién no puede darse ese lujo y coge el autobús cada día. Por otro lado soy de natural un tipo solitario y casero. No son taras de las que haya que prescindir hoy.

Podríamos expresar aquí todo lo que se ha hecho mal en la gestión de esta crisis (mascletás multitudinarias mediante. La GVA, tras su pavor al poder fallero, se ha enmendado para bien) pero, entiéndanme, ¿es eso muy constructivo, en este país en que cada uno de nosotros tiene a un seleccionador de fútbol y a un presidente del gobierno, esperando su oportunidad? Vendría a resumirse en una reacción tardía por exceso de prudencia, y en la cobardía política de no cerrar el foco, pues el foco es la Villa y Corte.

No sé si como Zizek apunta esto obligará a un cambio de paradigma (aunque Zizek duda entre optimismo limitado y pesimismo precavido, o si será aprovechado como doctrina del shock a lo Naomi Klein para acercarnos al modelo chino de capitalismo autoritario (Horvat, Varoufakis, Byung-Chul Han, Klein,  apuntan al pesimismo, a pesar de argumentos a favor de medidas antiausteridad, de renta básica, de reconversión industrial-digital).

IFEMA es un hospital de campaña, el Palacio de Hielo, una Morgue, y nos asemejamos a la sociedad que colapsa en la película, ahora quizás profética, 12 Monos, del genial Gilliam, cuyo poster de Raid71 ilustra este post. Visionaria también en la estupidez común y en la psicosis colectiva que el ser humano experimenta en situaciones excepcionales.

«-Jeffrey Goines: ¿Sabes qué es lo loco? Loco son las reglas de la mayoría. Toma los gérmenes, por ejemplo.

-James Cole: ¿Gérmenes?

-Jeffrey Goines: Uh-huh. Siglo XVIII: nada de eso, nada, nada. Nadie jamás imaginó tal cosa. Ninguna persona cuerda. Luego viene este doctor, Semmelweis, Semmelweis. Semmelweis viene. Él está tratando de convencer a la gente, principalmente a otros médicos, de que hay estas pequeñas cosas invisibles y pequeñas llamadas gérmenes que entran en tu cuerpo y te enferman. Intenta que los médicos se laven las manos. ¿Qué es este chico? ¿Loco? ¿Pequeño, pequeño, invisible? ¿Cómo lo llaman? Uh-uh, gérmenes? ¿Eh? ¿Qué? Ahora, hasta el siglo XX, la semana pasada, de hecho, antes de ser arrastrado a este infierno, entro para pedir una hamburguesa en este restaurante de comida rápida, y el tipo la deja caer al suelo. James, lo recoge, lo limpia, me lo entrega como si todo estuviera bien. «¿Qué pasa con los gérmenes?» Yo digo. Él dice: «No creo en los gérmenes. Los gérmenes son un complot inventado para que puedan vender desinfectantes y jabones». Ahora está loco, ¿verdad? ¿Ve? Ah! Ah! No hay derecho, no hay error, solo hay opinión popular. Tú … tú … crees en los gérmenes, ¿verdad?»

Podría ser peor, podríamos tener a Trump. Podríamos vivir en un campo de refugiados como el que visité en Grecia. O celebrar unas elecciones como en Francia, o lo que están haciendo los demócratas americanos con sus primarias. Recordemos también que en Francia, 3.500 personas pasaron del virus para hacer una convención disfrazados de Pitufos.

Piensen que en Reino Unido hasta el pasado fin de semana se podía ir al pub, y que en los Países Bajos, la gente simplemente va a su bola (por ahora sus medidas más severas han sido cerrar dos museos). Lo cierto es que si es momento de plantearse otras formas de trabajo, de producción , de vida aparte del consumismo, también es tiempo para temer la ruina de miles de pequeños negocios, el oligopolio de los fuertes y despiadados (Amazon, Florentino Pérez, Amancio Ortega), el Estado de vigilancia orwelliano, y un cambio en la forma en que nos desplazamos, relacionamos, tocamos, y hablamos unos con otros. Poca cosa.

Esto no es decrecimiento, es una parada por avería del sistema. El decrecimiento es un modelo planeado, sostenible, basado en los comercios y servicios de proximidad y en un cambio de hábitos racional, no de emergencia. Muchos celebran la disminución de contaminación al norte de Italia sin evaluar el elevado precio que la región ha pagado por ello, un precio insostenible cuando (si) pase la emergencia, con dramas de vida y muerte, y dramas económicos severos.

El paradigma con que nos enfrentamos a esto es otro que en 2008, por fortuna, tratando de que el aterrizaje sea suave y haya un rebote en la economía. Pero en un contienente que se ha mostrado impotente económicamente e insolidario (la ayuda viene de China, de Cuba) con un sector servicios y turístico muy importante y una dependencia logística de China, y energética y de materias primas de todo el globo, rescatar al tejido con que nuestras calles se llenan de comercio, de intercambio y de empleo, será titánico.

En Micronesia no abunda el optimismo, pero no nos vamos a entregar al oficio de Casandra. Vamos a proponeros algunas cosas que nos deja el confinamiento, mientras contemplamos si esta será una suave o una rápida deriva hacia el preapocalipsis:

-El amigo Lutxo ha lanzado su podcast musical «Cinta de Varios»,  llena de tesoros musicales (mi preferido sigue siendo el episodio piloto) a un ritmo que aporta ya 4 programas, algo que me deja estupefacto a mi que me cuesta todo un año grabar esa cantidad.

-Relatos Salvajes nos regalan 4 horas y media de Mitos Nórdicos escritos por Neil Gaiman y locutados con maestría.

-Tiempo de Culto también es un podcast de guardia. Recomiendo dos episodios.

+El dedicado a la productora Carolco

+El dedicado a cine apocalíptico

-El Horror Co(s)mico dedica un podcast al Ciclo Onírico de Lovecraft

-Postapocalipsis Nau dedica un programa a otra guerra virológica, la informática

-Los Angeles Times nos invitan a cerrar los ojos y escuchar un disco de cabo a rabo, como ya no se hacía, y es un consejo estupendo.

-De entre las editoriales que han puesto contenido temporalmente libre, me ha sorprendido Karras Comics con Apocalypse Girl

-Para los que se sienten culpables por el onanismo que el encierro entraña para aquellos que estamos solteros, no problemo, en Essen, Alemania, un estudio apunta a que puede ser la mejor manera de mejorar el sistema inmunitario y el número de glóbulos blancos.

-Recomiendo Survivors, la serie de la BBC sobre virus apocalípticos. Yo vi el remake de 2008-2010, pero estoy deseando ver la original de los 70s. Aunque la serie que más me ha gustado últimamente es Mythic Quest: Raven’s Banquet (de los creadores de It’s always sunny in Philadelphia, cuyo episodio S09E07 sobre cuarentenas es MAGISTRAL)

-Por Último, Simon Pegg y Nick Frost se ponen al día años después de Shaun of the Dead y nos recomiendan NO ir al Winchester Pub.

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