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Directo sobre Poesía

19 Dic

Nine poetry pictures with flowers by Rijksmuseum is licensed under CC-CC0 1.0

Una selección de Gil de Biedma, Roberto Juarroz y César Vallejo, más poesía finlandesa (Claes Andersson, Eeva Kilpi, Kate Naess, Edith Sordergrand, Henry Parland, Westenberg y otros…) También recomiendo Contra la vida establecida De Múnich a Monte Verità: arte, anarquía, naturismo y contracultura de Ulrike Voswinckel y SALVINI & MELONI: Los hijos del nuevo siglo italiano: cómo la derecha radical de JAIME BORDEL GIL y DANIEL VICENTE GUISADO. Y los comics de la editorial Astiberri que adaptan a Melville, Bartleby el escribiente, de Munuera, y Moby Dick, de Sienkiewicz…

Dos cuentos y una canción de Navidad

27 Dic

Por segundo invierno consecutivo, he faltado a la tradicional jornada de cuentos de Navidad, porque la vida obliga y tira de uno en mil direcciones y los turnos nocturnos me dejan un poco grogui. Pero Aca les dejo la cita anual a la que Alex y Emilio no han faltado…

Puedo Saltar Charcos

Cada año que pasa, al menos desde que hace casi ocho años mi vida cambió, me hago el firme propósito de resucitar este lugar que tanto significa para mí. Y un año tras otro, fracaso. Por eso necesito que el posteo navideño siga vertebrando lo que queda de este lugar con objeto de insuflarle nueva vida algún día. Cuando ese día llegue será otro es que escriba. Aquel Álex Herrera primigenio se marchó a las islas evanescentes. Pero los cuentos navideños siguen ahí y ahí seguirán mientras pueda teclear y no olvide la contraseña de este blog, como acaba de ocurrir hace unos minutos.

En esta ocasión seremos Emilio y yo los que contemos cuentos al calor de la hoguera mientras apuramos nuestras tazas horteras de reno rellenas de café, cacao o aguardiente. Virtualmente nos miraremos y comenzaremos a leer nuestras historias que darán paso a otras que espero retomar…

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Tres cuentos y tres canciones de Navidad…

27 Dic

Una tradición navideña… Disfruten de los cuentos de estos compañeros este año en que las musas me han abandonado…

Puedo Saltar Charcos

Trece años han pasado desde que comenzó esta tradición navideña de contarnos cuentos unos a otros. En esta ocasión, porque así son las cosas, el cuento de Mycroft faltará a una cita en la que siempre había estado presente. Faltarán únicamente sus letras porque él estará, por supuesto. Su lugar virtual se mantendrá a la izquierda de la chimenea que nos alumbrará esta noche mientras leemos una vez más nuestras historias de Navidad.

Hace seis años que este lugar se mantiene vivo gracias a esta tradición. Siempre a la espera de recuperar parte de lo que fue en cuanto los vientos sean favorables. Consciente, siempre, de que esa circunstancia puede no darse nunca. Pero no importa porque durante la noche mágica, además de la visita del gordo vestido de rojo, pueden ocurrir cosas que no imaginamos. En esta ocasión la maldita pandemia se ha adueñado de la Navidad y de…

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Un viaje personal por la Música de 2016

5 Mar

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Mis discos 2016 en Rate Your Music (RYM)

Un viaje personal por algunos de los discos de rock y psicodelia que más me han gustado en el año 2016, desde la BSO de Sing Street hasta Doug Tuttle, pasando por Cricket Captains, The Black Room, DMA’s, Levitation Room, Tom McRae, Night Moves, Motorpsycho, Desert Mountain Tribe, New Desert Blues, Elephant Stone, Marius Tilly, Ennio Morricone…

Un podcast en el que presento brevemente a cada grupo y dejo que la música hable por sí misma.

 

 

OA (I)

30 Ene

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I run to catch him. I can’t catch him. I really run so hard but I can’t catch him. And I scream, “Come back! Come back!” Come back.

Principios

18 Ene

M8DWALK EC001Doubleday: No puedo dejar de notar, Señor, durante el tiempo que he pasado con usted, que ha traicionado todos los principios que ha tenido, y a todos los hombres que le apoyaron. ¿Puedo preguntar por qué?

William Walker: No, no puedes.
Doubleday: ¿Cuáles son exactamente sus objetivos?
William Walker: Los fines justifican los medios.
Doubleday: ¿Cuáles son los fines?
William Walker: No consigo recordarlos.

(Walker, Alex Cox, 1987)

Love is a solitary game

16 Ene

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En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante.

No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo,sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente.

Permítasenos añadir que este amante no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda; puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra.

Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que es ya abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw, hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una perdida. El amado podrá ser un traidor,un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso.

La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado,extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor.

Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón: pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor.

La balada del café triste”, Carson McCullers

Cover Wars Special feat. Championship 2016, The Mountain Goats vs DIO

30 Dic

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Aquí en Micronesia nos gustan las versiones, y hemos sido golpeados con fuerza por una de nuestras bandas fetiche, los folkies The Mountain Goats, con la que es sin duda la cover favorita del año, una reinterpretación a fondo, lírica y emocionante, asombrosa, como sólo John Darnielle podría hacer (él, que escribió un libro sobre Black Sabbath). Tanto me ha impresionado su relectura que, dado que sólo estaba en souncloud, al ser un directo, he creado un muy primitivo video para subirlo a youtube.

Puede que el original de Dio estuviera muy inserta en su época, que entonces fuera un divertimento hard rock directo al riñón, un golpe. Pero ahora coge un aire mucho mayor, un aire de emoción que la lleva más allá, un claro ejemplo de cover que supera al original.

¿O no? ¿Qué opináis?

When there’s lightning – it always bring me down
Cause it’s free and I see that it’s me
Who’s lost and never found
I cry for magic – I feel it dancing in the light
But it was cold – I lost my hold
To the shadows of the night

There’s no sign of the morning coming
You’ve been left on your own
Like a Rainbow in the Dark

Do your demons – do they ever let you go
When you’ve tried – do they hide -deep inside
Is it someone that you know
You’re a picture – just an image caught in time
We’re a lie – you and I
We’re words without a rhyme

There’s no sign of the morning coming
You’ve been left on your own
Like a Rainbow in the Dark

When there’s lightning – it always brings me down
Cause it’s free and I see that it’s me

Who’s lost and never found
Feel the magic -feel it dancing in the air
But it’s fear – and you’ll hearIt calling you beware

There’s no sign of the morning coming
There’s no sight of the day
You’ve been left on your own
Like a Rainbow in the Dark

Póster de John Keogh.

La génesis del Britpop- Podcast Reboot

28 Dic

slider-roses.jpgPresentando el capítulo 00×01 del retornado podcast musical en que participaba. Reboot del podcast de música rock «El club de los pilotos suicidas», aguerrido reducto que entre 2008 y 2012 estuvo dando guerra. Un retorno tramado y perpetrado a medias con el imprescindible Xavi Hernández, que mantuvo viva la llama en forma de web musical.

Volvemos con ansia de venganza, para hablar de rock de los 60s, 70s, 80s, 90s y lo que haga falta. Seguimos buscándole las guitarras a Travis.

Desde el Brit Pop, con el que comenzaremos una trilogía épica, a otros especiales, siempre monográficos y telekinésicos. Pop psicotrópico entre colegas.

La primera enterga: podcast especial acerca de los antecedentes del brit pop. De los Smiths a los Happy Mondays, de Stone Roses, de Madchester al Baggy, del Shoegaze a Blur, de Inspiral Carpet a Oasis, de Real People o Jesus and The Mary Chains a Pulp, Charlatans o James.

Starship Troopers: dosis de ironía contra el conformismo

14 Dic

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Revista 12 pulgadas. Publicado originalmente en el número 9 (noviembre 2016). Si no os habéis suscrito ya estáis tardando…

“El deber es una virtud de adultos. En realidad un joven solo se hace adulto cuando adquiere un conocimiento del deber y lo abraza con afecto idéntico al amor que ha sentido por sí mismo desde que nació”
Coronel Dubois, Starship Troopers, novela de Robert A. Heinlein

 

«Somos pequeñas llamas mal protegidas por paredes frágiles contra la tormenta de la disolución y la locura en la cual titilamos y de la cual a veces casi logramos salir. Nos arrastramos sobre nuestros propios cuerpos y con grandes ojos miramos hacia la noche… Y así esperamos a la mañana»
Erich Maria Remarque, Sin novedad en el frente

Más allá del poso de la fina ironía de un gran director como Verhoeven, Starship Troopers fue un discreto fracaso de taquilla y de público. Nos acercamos a su veinte aniversario el próximo año. Muchos críticos leyeron la película con una literalidad probablemente tomada de la precaución que despierta el controvertido material original de Heinlein (decididamente un conservador, dudosamente un fascista de pleno derecho).

En un ejercicio de ir más allá del género y subvertirlo, Verhoeven construye una película que funciona a varios niveles. Presenta unos personajes juveniles absurdamente guapos (¿eugenesia?) y sus relaciones entrecruzadas en un rito de paso a la madurez con el abandono del hogar paterno y la separación de las parejas formadas en el instituto, una trama típicamente postadolescente del estilo Dawson’s Creek, que además es coherente con el Verhoeven de la carne y sangre que se fija en las motivaciones más primarias; es una trama absolutamente superficial que es lo que mueve, da algo de trasfondo y conecta a unos personajes deliberadamente planos, mecánicos. Una trama deliberadamente superficial para unos personajes superficiales. ¿Una constante en películas de corte juvenil? No necesariamente, si recordamos a James Dean.

Por otro lado tenemos una espectacular película bélica, muy cruda, trepidante, una space opera con mucha acción y litros de sangre en dos actos diferenciados (instrucción y entrada en combate) cual «La chaqueta metálica». A diferencia de otras obras de ciencia ficción, el adversario está plenamente deshumanizado. No estamos ante un Scott Card que invita en su saga a, una vez planteado el conflicto en El juego de Ender, una perspectiva nueva, moral, en la que se lee la guerra contra los monstruos como una guerra contra inteligencias que sienten y padecen.

Finalmente tenemos la película política que algunos no supieron ver, a pesar de que, con la lección aprendida de Robocop, Verhoeven utiliza todos los trucos para bombardear al espectador con insertos panfletarios (¿desea saber más?), situaciones secundarias, planos y uniformes prestados del cine y la imaginería nazi (Riefenstahl) o de la propaganda aliada de guerra o antisoviética de los 40 y 50, y en ocasiones alusiones directas que cuestionan la aparente normalidad de unos jóvenes que comienzan su instrucción con el mismo entusiasmo vivido en el equipo deportivo de su instituto.

La película, de hecho, se asienta en unas bases ideológicas mucho más marcadas. En Walker, de Alex Cox, la subversión ideológica se consigue mediante una voz en off que narra unos sucesos históricos mientras en pantalla vemos justo lo contrario, una contradicción que representa la hipocresía, preparándonos para asumir que la historia oficial y la historia colonialista objeto de la película son dos cosas muy diferentes. Aquí es la literalidad de la sociedad militarizante vivida como normal, y el brutal y sangriento retrato de la guerra, en contraste con esa normalidad. En ocasiones hay tanta sangre y casquería como en una película gore. El exceso recorre el celuloide con contadores de víctimas ascendiendo vertiginosamente, a modo de videojuego. O de noticieros de un futuro no muy lejano. Nadie se inmuta demasiado.

De forma semejante, se nos prepara un terreno ideológico muy concreto desde el principio de la película. La clase magistral del personaje de Michael Ironside exalta las virtudes castrenses y la ciudadanía plena como justa recompensa del ciudadano responsable, la violencia como fuente de autoridad, un discurso que presupone habitantes “B” privados de derechos políticos y otros privilegios. Ironside representa la típica figura a lo Ayn Rand, supuesta filósofa del libertarismo de derechas, que encaja perfectamente con el prototípico personaje de Heinlein; hombres hechos a sí mismos, que no dependen de nada ni de nadie, capaces de proezas en diversos campos, como el arquitecto de El manantial, apartados del espíritu gregario (¿socialista?,  ¿estatista?, ¿democristiano?, ¿socialdemócrata? Seguramente todo ello). Irónicamente, nada más gregario y anulador de lo individual que el ejército.

Sus ideas, lejos de ser extravagantes, representan un sentir general. No vemos una distopía, sino una utopía positiva en la que el militarismo es la base para asegurar las libertades individuales, y por ello la llave al acceso máximo a ellas. Nos remite a la sociedad romana. Las reformas en el Ejército romano (en tiempos de Mario) para presentarlo como ascensor social representan un modelo de ejército profesional, pero indispensable para el ascenso desde sectores populares, el ejercicio de cargos públicos, o la posesión de generosas propiedades para el retiro. Es paradigmática la escena de las duchas unisex. Verhoeven se recrea con los cuerpos, nada extraño en él, pero mientras tanto cada uno cuenta de forma desenfadada sus razones para alistarse, incluyendo algunas tan sorprendentes como obtener autorización para ser madre, una medida percibida como de estado totalitario. Una escena casi de high school, con un discurso político potente entre líneas.

Hoy día se calcula que el cinco por ciento de los miembros del Ejército de los Estados Unidos son inmigrantes o ciudadanos naturalizados: un paso ultrarrápido para adquirir la ciudadanía americana. En ambos casos (Roma, USA), las levas son excepcionales, y esto es un modelo al que nos hemos ido aproximando en todo el globo. Celebrado como una victoria del pacifismo, es en realidad una calculada precaución en un contexto de guerra cada vez más tecnificado y menos necesitado de infanterías masivas. Si Curzio Malaparte en sus Técnicas del golpe de estado calculaba que bastaban mil técnicos cualificados, en la época, para llevarlo a cabo, el ejército profesional se asegura cierta fidelidad si no nacionalista, al menos corporativa. Es poco probable una sublevación a lo El acorazado Potemkin. La “clase obrera” del ejército es ahora “clase profesional” con aspiraciones.

En este caso, la perspectiva pacifista viene de unos padres de Johnny Rico privilegiados, que ya no necesitan subir más arriba en la escalera social. Irónicamente presentados como dogmáticos y elitistas, son el vivo retrato que el contragolpe conservador de Reagan haría de los demócratas que, como describen el politólogo Thomas Frank y el filósofo Slavoj Zizek, son representados frente a la “América profunda” como bebedores de café latte de la Costa Este o de Los Ángeles, privilegiados universitarios sin contacto con los problemas diarios. Johnny Rico se rebela ante la autoridad paterna solo para unirse a una autoridad institucional. Más tarde transitará por diversas figuras paternas sustitutivas, de nuevo con Michael Ironside y su compromiso castrense cerrando el círculo. Los padres de Rico son una anomalía y son retratados como personas que se han beneficiado demasiado sin contribuir, y en por ello sufren las consecuencias.

Son una anomalía incluso los niños, sonrientes en los minireportajes de NODO, están dispuestos a contribuir, junto con anuncios que parecen salidos de la Asociación Nacional del Rifle o de los defensores de la pena de muerte en Texas, la mayoría silenciosa de Nixon. Tras unos reveses militares, y con Rico ya más arriba en la cadena de mando, los nuevos reclutas que van llegando son niños, como en la defensa de Berlín.


Rico es a la vez la carne de cañón de una guerra cruel, expuesto a la violencia sin sentido, la carnicería, la brutalidad. Y a la vez, cada vez más, el privilegiado ciudadano modelo conquistando su derecho y el respeto de no ser un habitante de segunda, construyéndose como hombre en la retina de sus objetos de deseo (Denise Richards, Dina Meyer, ejemplos de las mujeres fuertes que le gusta retratar a Verhoeven) y de sus mentores (Michael Ironside, su sargento instructor): en una película como El motín del Bounty, los latigazos son castigos impuestos. Aquí, para Rico, son la oportunidad de continuar viviendo la experiencia castrense y forjarse como ciudadano completo tras su negligencia, es un castigo asumido voluntariamente, casi podría decirse que concedido graciosamente por sus superiores como gesto magnánimo, y ritualizado públicamente para reconquistar el respeto de sus pares.

Como destaca Jordi Costa, citado en el estupendo libro sobre Verhoeven de Tomás Fernández Valentí, Verhoeven es capaz de desdoblarse y de esconder lucidez tras lo que parece cine banal y un discurso de izquierdas bajo la literalidad de un discurso ultraderechista, subvirtiéndolo. Fernández Valentí señala acertadamente que, frente a la distancia crítica, Verhoeven opta por sumergirse en la estética fascista y narrarla desde dentro, con exagerado entusiasmo. También coincido con este autor en que lo terrible de ese mundo de libertades sacrificadas es la ausencia de disidencia, el conformismo y la aceptación acrítica de todos los individuos.

Verhoeven juega a la parodia, pero es una parodia muy seria, en la que nos pregunta qué pasaría si viviéramos en una sociedad en que la respuesta a la entusiasta afirmaciónLa infantería móvil me convirtió en el hombre que soy ahora”, hecha por un exsoldado lisiado, fuera una sonrisa.