Estoy muy fuera de las modas musicales actuales, por ello quizá me sean tan simpáticos los veteranos que parecen volver con mucho más colmillo y garra que los jóvenes. The The es una banda post-punk británica fundada en 1977 por Matt Johnson.
Un grupo que nunca estuvo en primera línea pero que siempre tuvo una autenticidad tremenda. Como dice en su página web «La maravilla deslumbrante y discordante del catálogo de Johnson es la suposición subyacente fundamental de que las canciones importan, la música importa, las letras importan, y deben construirse firmemente sobre la verdad urgente, con la verdad en la cima. Todo suena como si TUVIERA que hacerse, lo que puede explicar en parte por qué ha habido comparativamente pocos registros de THE THE a lo largo de los años.»
Un dólar un voto representa la música que tiene un mensaje político urgente que transmitir en una era en que la intrascendencia y la neutralidad han ahogado y sofocado la dimensión como forma de arte relevante de la música pop.
Succession es una serie que engancha. Paradójicamente, sus protagonistas son personas despreciables, privilegiados borrachos de poder en lucha abierta entre ellos. La producción de HBO tiene estilo, desde la música hasta la realización, y los actores encajan. Podemos irnos al rey Lear, y traer a colación a Shakespeare en NY, con la parábola no disimulada de poner en la picota al magnate real Rupert Murdoch y su influencia en los media y la política, en un juego como el de Citizen Kane-Hearst.
Pero quiero incidir en que en su núcleo, esto es un folletín, con malvados magnéticos que amamos odiar, giros de guion y de fortuna, alianzas y enemistades, estrategias y drama, mucho drama. En su esencial es un revisitar Falcon Crest o Dallas, con sus mismos mecanismos narrativos, llevados hasta el ridículo en la serie de magnates texanos llegando a utilizar el deus ex machina del sueño onírico tras retorcer las tramas hasta lo imposible, rebooteando una temporada entera.
La crítica social a la élite despiadada se ve en cierta medida contrarrestada por la fascinación, la simpatía que despiertan las peripecias de familia mal avenida que como en Ana Karenina, es infeliz a su manera. Configura un mundo hobbesiano que funciona con unas normas que justifican la crueldad, la avaricia, el patetismo, la cobardía, el odio, el maquiavelismo, la frialdad y la falta de humanidad de sus protagonistas, caracterizados estelarmente.
Los villanos suelen ser los más interesantes arquetipos, los canallas no duermen en paz, los malvados y sus acrobacias morales y tácticas nos embelesan.
No discuto su calidad o interés, pero harían falta más ficciones centradas en la bondad, el altruismo, y la gente corriente.
«Lo que anula la posibilidad de la praxis es lo que Lefebvre, citando a Debord, llama el espectáculo. El espectáculo hace visible la totalidad, pero sólo en fragmentos, y visible sólo dentro del espacio de lo privado. Igualmente, no hace social lo privado. El espectáculo es una calle de una sola dirección, lo público privatizado. Es la generalización de la vida privada. En cierto momento, y a la vez, los medios de comunicación han unificado y transmitido lo cotidiano; lo han desintegrado al integrarlo con los acontecimientos actuales del mundo de un modo que es a un tiempo demasiado real y profundamente superficial.
Lefebvre llama al espectáculo el gran pleonasmo, la Cosa de Cosas. Pensando en términos de su tendencia totalizadora, sería un circuito cerrado del infierno, un circuito perfecto en el cual la ausencia de comunicación y la comunicación llevada al punto del paroxismo se encontrarían y sus identidades se mezclarían. Lo que es real es lo que es conocido, lo que es conocido es lo que es real. La ilusión de novedad permanente es lo que bloque la posibilidad de sorpresa. Es un mundo de redundancia incesante. Todo es siempre lo mismo, solo que mejor….»
(McKenzie Wark, La playa bajo la Calle, Hermida Editores)
Empiezo 2023 con el pie roto por dos puntos, en silla de ruedas, pero a diferencia de Jimmy Stewart no me visita Grace Kelly. Me ha dado algo de pausa, para leer y pensar, pero no demasiada por los exámenes que tengo en pocos días…
Cuando pase la vorágine, espero volver a la bitácora, inspirado quizá por la lectura de K-punk de Mark Fisher…
Una selección de Gil de Biedma, Roberto Juarroz y César Vallejo, más poesía finlandesa (Claes Andersson, Eeva Kilpi, Kate Naess, Edith Sordergrand, Henry Parland, Westenberg y otros…) También recomiendo Contra la vida establecida De Múnich a Monte Verità: arte, anarquía, naturismo y contracultura de Ulrike Voswinckel y SALVINI & MELONI: Los hijos del nuevo siglo italiano: cómo la derecha radical de JAIME BORDEL GIL y DANIEL VICENTE GUISADO. Y los comics de la editorial Astiberri que adaptan a Melville, Bartleby el escribiente, de Munuera, y Moby Dick, de Sienkiewicz…
Nadie te había advertido que este baile podría durar tanto, tú has entrado como para participar en un juego que se puede dejar para volver a casa a comer o a dormir cuando llega la noche y la noche llega, pero las manos que te agarran te mantienen en el corro, no te sueltan, después de un discreto intento te rindes, continúas el juego, sigues sonriendo pero con otra sonrisa, aún no acabas de creer que va en serio a pesar de que el baile prosigue por la noche y que las sombras se mueven largas y duras como una carne negra, y el primer horror te golpea cuando por fin comprendes que era justo eso, tu propia vida, pero superas ese horror y decides que puedes vivir con él, y se desvanece cuando llega la primera alegría, después un segundo horror más grande y una alegría más grande y los pasos del baile prosiguen cada vez más profundos en días y noches, y tú te ríes y llores las risas de todos y los llantos de todos, y bailas cada vez mejor, inventas nuevos pasos y sonríes sonríes y sabes lo que sabes. Nadie te lo había advertido, al principio.
El hermético poema de Salvatore Quasimodo me viene a menudo a la mente. La mayoría de las traducciones se han inclinado por esta versión…
«Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra traspasado por un rayo de sol: y de pronto anochece«
De vuelta tras un año de trabajo en Irlanda, no estoy en condiciones de disfrutar mi retorno, mi salud se complica, y aún sin saber exactamente qué ocurre, la alargada sombra de los antecedentes familiares ensombrece el horizonte…
Y de pronto anochece…
También en vísperas de consultas médicas, con la memoria del periplo médico de mi padre, me viene a la mente el poema de Boris Vian, Ellos rompen el mundo.
«Ellos rompen el mundo En pequeños trocitos Ellos rompen el mundo A golpe de martillo
Pero a mí me da lo mismo Me da lo mismo Bastante queda para mí Me queda bastante
Me basta con amar Una plumita azul Un camino de arena Y un pájaro perezoso
Me basta con amar Una delgada brizna de hierba Una gota de rocío Y un grillo del monte
Ellos pueden romper el mundo En pequeños trocitos Bastante queda para mí Me queda bastante
Tendré siempre un poco de aire Un hilillo de vida En el ojo algo de luz Y el viento en las ortigas
E incluso, incluso Si me meten en la cárcel Bastante queda para mí Me queda bastante
Me basta con amar Esta piedra pulida Estos ganchos de hierro Donde queda un poco de sangre
La quiero y la quiero A la tabla de mi cama dura Al jergón y a la armadura Y el polvo en el sol
Me gusta el ventanillo abierto Y los hombres que entran Que avanzan, que me llevan De nuevo a la vida del mundo
Y a encontrar el color Me gustan esos largos montantes Ese cuchillo triangular Esos señores negramente vestidos
Es mi día y estoy orgulloso Lo quiero y me gusta Esa panera llena de ruido Donde poso mi cabeza
Oh, sí, la quiero convencido Me basta con amar Una brizna de hierba Una gota de rocío
Un amor de pájaro perezoso
Ellos rompen el mundo Con sus pesados martillos Bastante queda para mí Queda bastante, corazón mío»
Hay demasiada curiosidad por el próximo espanto que la Historia vaya a arrojarnos encima, demasiados libros por leer, y días por compartir, demasiado miedo al dolor propio y de los otros, como para fingir cierto estoicismo, aunque sea cierto aquello que decía Epicuro sobre el último viaje…
Entre el pesimismo de Quasimodo y la trágica voluntad de permanecer de Vian, me gustaría inclinarme por la segunda…
Tomando libros como «Lo que está en juego» de Blom, «Como ser anticapitalista en el siglo XXI» de Wright, y «Pedagogía antifascista» de Díez Gutiérrez… hablamos del auge del neofascismo, que coloniza el discurso del «sentido comun», y de como hay que tratar de luchar contra ese secuestro de la conversacion…
RT @AdopFelinasVLC: #MUFFY es una gataza adulta, de carácter tranquilo y equilibrado, que disfruta de sus horas de siesta cerca de la venta… 2 hours ago
RT @Gatosenadopcio: Manchita una gatita de sobre 2 años necesita una casa muy urgente 🚨 es mega buena y cariñosa 🥰 está en valencia
Solo W… 2 hours ago
RT @JuanviMorales: 🚨"La memòria segrestada. Nazis al País Valencià"🚨
Ja disponible el material didàctic sobre esta part de la nostra #memò… 12 hours ago